Cuesta creer que se puede volar,
pero ahora sé que es posible.
Y aunque a veces parezca invisible,
Doy fe de que existe el mar.
Cuesta porque es profunda la cueva,
donde uno prefiere dormir tranquilo.
Por miedo a emprender un camino en vilo
Perdiéndose quizás de una realidad nueva.
Creer no es absurdo, es solo humano;
y con creer alcanza para empezar.
Pues no hay certezas al volar,
pero tampoco dolor de antemano.
Que se puede, estoy seguro;
aunque a mí también me costó el dolor.
Pero no hay nada en el mundo mejor,
que correr tajando el aire puro.
Volar desafiando incluso a Dios,
Diciéndole que aguanto su peso.
Acá estoy, y no hay retroceso,
Voy a volar aunque el fin sea atroz.
Volar, festejando la libertad;
lo más alto que nuestro ser permita.
Que no es poco y se necesita,
Tanto como la misma verdad.
Cuesta creer que se puede volar.
Pero cuesta más quedarse sentado,
con el triste "nos han engañado".
Gracias, por hacerme despegar.
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